viernes, mayo 04, 2007

Lanzamiento.-

Pic: [ Mi hermana ]
En la foto: A. Ocampo, Daniel Hidalgo, Ana López y Jorge Navarro.

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En esta época, donde el publicar es más importante que “lo que se publica” (incluyéndome o no dentro de ella), estoy aquí adelante para hablar a nombre propio -y de otros 3 sujetos premiados- acerca de la experiencia particular de vivir un concurso de literatura emergente (que es como se les dicen a los autores-sin-nombre-comercial que descansan en las estanterías de las librerías chicas o que sólo dormitan en un computador).

Sólo así entiendo esta instancia como una instancia tentadora, en cuanto se propone como dispositivo para la canalización de nuevos dedos tipeantes (no de plumas, porque eso es cursi), pero que al momento de abrir oportunidades, también abre toda una discusión acerca del arte de concursar. Porque claro, uno lee, uno escribe, uno entra a un taller literario, uno vuelve a leer lo que ya leyó, uno conoce gente y ellos te conocen y aprovechan –de pasadita- de enseñarte a concursar. Entonces, pareciera que para concursar existe una técnica que consiste en:

Punto uno: saber “Quién organiza el concurso”,
Punto dos: ¿Cuál es el premio?,
Y el más importante de todos los puntos a saber: “Quién es el jurado”,

En este caso del “Aquí te las traigo” nunca supimos esto último. Cosa buena y limpia, porque quién se mueve en este hediondo mundillo de los talleres y egos literarios, sabrá que lo que digo es cierto, y sabrá aún más, que ganar (o no) un concurso no marcará el destino del autor, de la escritura y su reflexión. Y sabrán también, que el perder nos enrabia y propulsa las fuerzas necesarias para producir algo bueno. Por lo que producir la frustración y la decepción de este submundo, más el no comprarse el cuento “de venir a salvar el mundo con una frase”, para mi son principios claves para mantener en pie el oficio de escribir y, al mismo tiempo, despabilarse de las ridículas películas biográficas que nuestras miserias se mueren por protagonizar.

Agradezco la instancia del concurso y no exclusivamente a la editorial “Animita Cartonera”, sino que a las personas particulares –Fernanda, Ximena y Tanya - que echan a andar este proyecto independiente, que funciona a pulso y que como toda obra humana posee costuras medio-abiertas. A ellas (no casualmente ellas-femeninas) las invito a seguir instalándose como una plataforma de búsqueda de aquellas letras no-editadas; una tarea casi-heroica ante un Chile sesgado, enamorado de los autores televisados (que están más preocupados de vestirse de personaje, que de desarrollar el arte y su reflexión) y ante una sociedad mediocre que se queda paralizada ante la disyuntiva del esfuerzo v/s las necesidades económicas.

Con respecto a esto último valoro el trabajo de Balmaceda 1215, pues en sus talleres (casi obligatorios para todo joven que quiera escribir, sólo por la razón de ser talleres gratuitos) se puede rastrear a gente que hace cosas y que cree en las cosas que hace. Claro que como Balmaceda es una Institución y depende de un Ministerio, tampoco voy a poner las manos al fuego por ella.

Para terminar quiero agradecer a todos los que valen la pena –que son los que nos pagan el pato, a mi y (en sus casos respectivos) a mis compañeros ganadores-. Quiero agradecer a mi familia (por creer en mí y costear la libertad necesaria para escribir), a mi abuela (quién hace la tortilla de carne más inspiradora de Chile y quién recortó los diarios necesarios para hacer este ensayo premiado), a mis compañeros del Arcis –que siempre son mis compañeros-, a Guadalupe Santa Cruz, a Mauricio Redolés, a mis colegas columnistas de Indie.cl, a mis grandes amigos siempre presentes y a todos los ausentes –con o sin nombre- aquí hablantes.

Gracias.
Discurso Premiación y Lanzamiento de
Colección "Literatura Emergente" de Ed. Animita Cartonera,
Universidad DIego Portales, 3 de Mayo '07,
A. Ocampo